Macarena Úbeda

Mi experiencia de hospitalera cada vez que voy a Carrión se podría resumir en tres palabras: Servicio, Fraternidad, Humanidad.

Servicio porque acoges al peregrino, le escuchas, le mimas, lo dejas todo preparado para cuando él llegue. Servicio que no tiene sentido sino es desde el amor a Dios, porque como escuché a una hermana decir un día "es el mismo Cristo el que cada día entra por la puerta". Fraternidad porque sientes que algo nos une a todos que va más allá de lo que podemos apreciar con nuestra mirada. Fraternidad que se crea con los peregrinos, donde todo es de todos, y Fraternidad que se crea con las hermanas y con los demás hospitaleros/as donde se comparte un mismo sentir. Donde se comparte la oración, la comida, la escucha, la Eucaristía. Y por último la Humanidad. Gracias a ser hospitalera he descubierto lo frágil que somos los seres humanos. Muchos peregrinos llevan caminando cientos de kilometros y vienen totalmente vulnerables, sin capas, con el alma al descubierto. Descubro en sus miradas el cansancio, la esperanza, las ganas de seguir caminando. Y sobretodo, el paso de Dios en sus vidas. Ese Dios que se ha hecho peregrino con ellos y les acompaña, aunque algunos no se den cuenta. Ser hospitalera es APRENDER A AMAR.

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