Leo, Holanda


Queridas hermanas,

Gracias a todos por su hospitalidad! Me gustaría contaros mi impresión. Un pastor protestante me dijo que un buen sermón siempre consiste de tres partes. Por eso he escrito tres observaciones.

Invitáis a los demás a participar en la vida de vuestra comunidad. Cuando acogéis a alguien, no le decís qué hacer o cómo hacerlo. Le ofrecéis un tiempo para descansar, tiempo para pensar, tiempo para orar en el ambiente cálido de vuestra casa. También ofrecéis un ejemplo. Un ejemplo de vida en la búsqueda de Dios. Una vida contemplativa!

El ambiente aquí es muy bueno porque os acercáis a todos con amor y cuidado. Aquí practicáis la verdadera fraternidad y yo he aprendido mucho de eso.

Mi tercera observación es algo que no esperaba. Nunca me gustó la evangelización, ya que en Holanda se utiliza como una excusa para rivalizar entre las iglesias. Se convierte entonces el anuncio del Evangelio no en un compartir la palabra de Dios, sino en una lucha por ser su propietario. Esta es la situación en Holanda. Aquí he encontrado algo diferente. He visto cómo compartís vuestra fe con los demás, estáis presentes, viviendo un ejemplo. De esta manera invitáis a la gente a seguir vuestro ejemplo y a querer descubrir la alegría del Evangelio. Esto es, creo, la mejor manera de vivir una vida apostólica. Invitar a la gente, en verdad hacéis anhelar, buscar a Dios.

Estas tres observaciones me hicieron pensar en este poema de Antoine Saint-Exupéry:

Si quieres construir un barco,

No empieces por buscar madera,

Cortar tablas o distribuir el trabajo.

Evoca primero en los hombres

El anhelo del mar libre y ancho.

Antoine de Saint-Exupéry

Creo que esta es una sabiduría que vosotras entendéis muy bien y por eso quiero daros muchísimas gracias. De verdad, creo que vosotras mostráis un rayo de la luz de Dios.

Un beso grande,

Leo

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