Carlos Meca, seminarista de Madrid:

Bueno, aquí va el testimonio, espero ser capaz de centrarme para decir lo que llevo en mi corazón:


En el verano del año 2010 fui por primera vez como hospitalero al albergue de Santa María en Carrión de los Condes, con las hermanas Agustinas, y la verdad es que al principio estaba un poco perdido, pero la acogida de las hermanas fue fabulosa y muy cariñosa. En seguida me sentí como en mi propia casa, tanto por las mañanas en la oración, el desayuno, la limpieza como por las tardes con los peregrinos, en los encuentros, la formación, la eucaristía, en todo era como si lo llevase haciendo toda la vida. Por lo que cuando mi formador me ofreció volver este año 2011 no lo dude ni un segundo, sabía que de algún modo volver al albergue me ayudaría mucho. Y por supuesto así fue, cuando llegue sabia que ya estaba en casa, me sentía súper cómodo, tanto con las hermanas como con los hospitaleros, los cuales también me han ayudado a seguir caminando hacia adelante y hacia arriba “ultreia e susseia”. Gracias a esta experiencia de hospitalero he podido abrir mi corazón a la gente y lo que es más importante es que me he podido asomar también al corazón de los demás y esto me ayuda a entregarme a ellos. Por otra parte, al ser cinco hospitaleros y cuatro hermanas, hemos tenido mucho tiempo para descansar o para rezar, y a eso me ha ayudado a acercarme al Señor y a estar más tiempo junto a Él, algo que ha sido clave para poder darme al máximo. Sin duda alguna ha sido una experiencia inolvidable y recomendable para todos, yo lo recomiendo de todo corazón. Se coge mucho cariño a todos lo que están allí, son amistades que hay que cuidar porque son preciosas.

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